Las dehesas representan uno de los paisajes más característicos de la Península Ibérica, sin embargo mucha gente desconoce que estos ecosistemas han sido modelados por el ser humano a golpe de sus hachas y con el diente de su ganado.
Una dehesa es un bosque aclarado, que carece del estrato arbustivo y en el que se conservan árboles y pastos con fines agrosilvopastorales. La especie icónica de nuestras dehesas es la encina pero otras quercíneas e incluso pinos, fresnos u olivos pueden ser predominantes en los cultivos adehesados.
La dehesa tiene sin embargo una debilidad intrínseca a su propia naturaleza. Con el tiempo, los viejos árboles van muriendo sin encontrar reemplazo por parte de jóvenes individuos que sufren el constante ramoneo de los herbívoros que pastan en los herbazales, envejeciendo así el ecosistema que queda cada vez más desprovisto del estrato arbóreo.
La segunda problemática, detectada en las últimas décadas responde a los nombres de seca o decaimiento. Se trata de una problemática multifactorial que desemboca en la muerte prematura del arbolado. En un contexto de cambio climático en el que altas temperaturas y prolongadas sequías debilitan los sistemas defensivos de los árboles, enfermedades causadas por patógenos (algunos aloctonos como Phytophthora cinnamomi) causan pudrición de las raíces mientras que insectos xilófagos aprovechan esta debilidad para perforar los troncos y alimentarse de su madera causando a la larga su muerte.
En la jornada del 29 de octubre, los participantes de la actividad organizada en la Reserva Ecológica El Herrador tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano este ecosistema y las problemáticas a las que se enfrenta. Además, se remangaron para poner su granito de arena mediante la plantación de árboles autóctonos y la colocación de protectores en nuevos plantones que crecen de manera espontánea y que sin duda la herbivoría haría su crecimiento imposible.
De manera complementaria se colocaron cajas nido para fomentar la presencia de aves insectívoras que ayudan a controlar la presencia de insectos que potencialmente están implicados en el debilitamiento de los árboles.
Aquí os dejamos un breve documental que habla sobre la problemática de la seca de la dehesa y de cómo las aves pueden ayudar a su recuperación.
Gracias a todos los participantes por su interés y buena disposición al trabajo ayudando a conservar algo tan nuestro como el paisaje de la dehesa.
¡Hasta la próxima!
Gracias Juanpe por tus fotografías.
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